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ARTHUR SCHOPENHAUER

SCHOPENHAUER;
DEL MUNDO COMO VOLUNTAD Y REPRESENTACIÓN AL PESIMISMO METAFÍSICO .

Adolfo Vásquez Rocca, Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Universidad Complutense de Madrid.

Schopenhauer también identificó un proceso que no es solamente semejante al posterior concepto freudiano de represión sino que lo expresa incluso en un lenguaje similar, e intentó seguir el rastro de una etiología de la locura. Aunque fracasó en su empeño, prefigura la primera teoría de las neurosis de Freud; Schopenhauer vio la locura como una enfermedad mental en mayor medida de lo que se acostumbraba en su época. Por último, su concepto del hilo de la memoria y su noción de asociación como método para recuperar recuerdos y sueños perdidos anticipan aspectos de posteriores ideas freudianas.

Antes de examinar estas correspondencias, repasemos brevemente las opiniones de otros autores.

Como hemos dicho anteriormente, muchos escritores han notado muchos paralelismos entre Schopenhauer y Freud, especialmente en lo que se refiere a sus puntos de vista sobre ética y estética. Su común pesimismo es un ejemplo bien conocido. Bischler (1939), uno de los primeros estudios, es típico a este respecto: restringe sus comentarios a las semejanzas en el pesimismo de ambos y a sus posiciones éticas y estéticas. Para él, la semejanza más importante es que puede encontrarse en ambos "el mismo sombrío realismo que busca las raíces de la espiritualidad humana en oscuras fuerzas primitivas e instintivas" (1939, p. 88). Sin embargo, pasa de largo de las semejanzas entre su psicología. Excepto algunos comentarios sobre sus teorías sobre el amor, en donde se centra más en las divergencias que en las semejanzas. Hay unos pocos estudios que se refieren específicamente a las semejanzas en la psicología. Proctor-Greg (1956) es uno de los primeros. Encuentra semejanzas en su tratamiento de las enfermedades mentales, aunque de manera concisa, y señala ciertas correspondencias entre aspectos de la psicología de Schopenhauer y el modelo topográfico de Freud. Como Bischler, también indica los paralelismos en la ética y la estética.

El primer estudio significativo fue realizado por Ellenberger, en su clásica historia de la psicología dinámica de 1970. Subraya en varias ocasiones las ideas psicológicas de Schopenhauer e insta a que sea incluido "definitivamente entre los antecesores de la moderna psiquiatría dinámica" (1970, p. 205). También menciona con aprobación la interesante afirmación de Foerster de que "nadie debe ocuparse del psicoanálisis sin antes haber estudiado profundamente a Schopenhauer" (1970, p. 542). En general, ve a Schopenhauer como el primero y más importante del gran número de filósofos del inconsciente del siglo XIX, y concluye que "no cabe la menor duda de que el pensamiento de Freud es uno de ellos" (1970, p. 542). No obstante, Ellenberger intenta abarcar por completo el siglo XIX, por lo que su tratamiento de un determinado pensador es necesariamente apresurado.

El ensayo de Gupta de 1980 es también una notable contribución. Afirma que "en los escritos de Schopenhauer se encuentran muchas penetrantes ideas que más tarde fueron desarrolladas y elaboradas por Freud" (1980, p. 226). En lo que se refiere a la psicología, Gupta encuentra semejanzas entre la voluntad de Schopenhauer y el Ello de Freud (1980, pp. 226-8), y entre las ideas pioneras de Schopenhauer sobre la sexualidad y las posteriores ideas de Freud. También señala que "Schopenhauer llegó cerca de la teoría de la racionalización de Freud" (1980, p. 226), indicando que Schopenhauer anticipó la noción de represión e hizo la penetrante observación de que "ambos consideran que la represión excesiva deteriora la personalidad humana" (1980, p. 231). Además observa que ambos consideran la importancia capital de la infancia en la formación de la posterior personalidad (1980, pp. 231-2). Estas observaciones son importantes aunque no agotan el tema. Además, Gupta ofrece pocas pruebas de las afirmaciones que realiza.

Observemos que la relación con Freud ha sido realizada por muchos autores que se han ocupado de Schopenhauer. Gardiner (1963) contiene breves referencias a la descripción de Schopenhauer de la represión y a la semejanza entre la voluntad y el inconsciente freudiano, por ejemplo. También indica la relación entre la doctrina de la sexualidad de Schopenhauer y la de Freud. De modo similar, en su libro de 1989, Magee indica varias semejanzas entre Schopenhauer y Freud, observando que "muchas de las ideas que constituyen el núcleo del pensamiento de Freud están completa y claramente en Schopenhauer" (1989, p. 283). También expresa la opinión de que era imposible que Freud fuera tan independiente de la influencia de Schopenhauer como afirmaba, cuestión que examinaremos más adelante.

Por último, Thomas Mann hizo alguna vez algunas profundas observaciones sobre el tema. Desde su punto de vista, Schopenhauer, como psicólogo de la voluntad, es el padre de toda la psicología moderna. Desde él parte una línea que, a través del radicalismo psicológico de Nietzsche, va directa hasta Freud y los hombres que construyeron su psicología del inconsciente y la aplicaron a las ciencias de la mente [1968, 408]. Mann observa muchos puntos de coincidencia entre Schopenhauer y Freud, desde semejanzas en sus perspectivas psicológicas generales hasta semejanzas entre la voluntad y el intelecto de Schopenhauer y el Yo y el Ello de Freud. Mann hizo estos comentarios, muy interesantes, en un discurso sobre el ochenta aniversario de Freud.

Uno de los propósitos de este trabajo es aportar algún fundamento a este tipo de afirmaciones que hemos esquematizado. Volvamos ahora a la noción de voluntad de Schopenhauer. Como vemos, su psicología se desarrolla directamente a partir de esta noción, especialmente sus doctrinas de que la sexualidad penetra toda la motivación humana y que el intelecto es secundario respecto a la voluntad. Para Schopenhauer la voluntad es fundamental. Ella subyace y anima a todos los fenómenos (todo lo que se puede observar o lo que llamamos el mundo objetivo). De acuerdo con Schopenhauer, podemos saber algo de la voluntad a partir de la conciencia de nuestra propia volición; la volición individual es simplemente una manifestación limitada de la misma voluntad que se manifiesta en todo el mundo objetivo. Desde el punto de vista de Schopenhauer la voluntad está en lucha continua y todas sus múltiples manifestaciones en este mundo están eternamente compitiendo por alcanzar alguna satisfacción, éste es el fundamento de su pesimismo. Dejando a un lado las funciones metafísicas que le asigna Schopenhauer, examinemos lo que vio en sus manifestaciones en la voluntad de los seres humanos individuales.

Schopenhauer piensa que la voluntad misma es inconsciente, pero que se manifiesta en el deseo sexual y en el "amor a la vida" de los seres humanos. Ambos son manifestaciones de una voluntad de vivir subyacente. Freud toma prestada esta imagen de dos instintos enraizados en una única voluntad de vivir y la mantiene sin cambios hasta 1923 por lo menos. Para ambos, la sexualidad es la más fuerte de los dos, "la más perfecta manifestación de la voluntad de vivir" (1844, 2, pág. 514). (1) Ciertamente, Schopenhauer llegó tan lejos como para afirmar que el ser humano es impulso sexual concreto por cuanto su origen es un acto de copulación y este impulso por sí solo perpetúa y mantiene por completo su existencia fenoménica [1844, 2, 514].

Y también: "El instinto sexual es el más vehemente de todos los anhelos, el deseo de los deseos, la concentración de toda nuestra voluntad" (1844, 2, p. 514). Como muchas de sus ideas, las opiniones de Schopenhauer sobre el poder del deseo sexual están expresadas en un lenguaje metafísico. De hecho, muestra sus afirmaciones sobre la sexualidad como simples inferencias del constructo metafísico de la voluntad. Cuando la voluntad se manifiesta por sí misma en la forma de una criatura viva, tiende a perpetuarse a sí misma de acuerdo al método de reproducción de la criatura. Así, la sexualidad es fundamental para la voluntad de perpetuarse a sí mismo. Es "la más completa manifestación de la voluntad de vivir, su carácter más claramente expresado" (1844, 2, p. 514). Para Schopenhauer, la sexualidad es "la más decidida y poderosa afirmación de la vida por el hecho de que para el hombre en su estado natural, como para el animal, es la finalidad de su vida y su meta más elevada" (1819, 1, p. 329). Debido a que la conducta sexual es la más poderosa afirmación de la vida y la más completa manifestación de la voluntad de vivir, Schopenhauer se refiere a los genitales como "el núcleo central de la voluntad" (1844, 2, p. 514), esto es, la más clara manifestación física de lo que la voluntad quiere alcanzar en el mundo físico. La conducta sexual "fluye desde las profundidades de nuestra naturaleza" (1844, 2, p. 511).

Estas doctrinas anticipan de modo contundente las ideas de Freud sobre la sexualidad. Como la teoría de Freud, destacan la importancia y la universalidad de la conducta sexual; para Schopenhauer, la sexualidad es la más poderosa parte de prácticamente la totalidad de la motivación humana, y sus ilustraciones de las manifestaciones de esta conducta parecen un resumen de la teoría de Freud. Schopenhauer incluso amplió antes que Freud el dominio de la sexualidad más allá de la procreación e incluso más allá del orgasmo y el placer genital. Ambos llegaron a usar el término para describir prácticamente la totalidad del placer adquirido de cualquier manera, aunque creemos que Freud llegó mucho más lejos que Schopenhauer.

Schopenhauer encontró manifestaciones del impulso sexual allí donde nunca se había pensado que existiera. Veamos este notable pasaje:

Todo esto corresponde al importante papel que juega la relación sexual en el mundo humano, donde es realmente el centro invisible de toda acción y conducta, y se puede atisbar por todas partes a pesar de los velos que lo cubren. Es la causa de la guerra y la meta y objeto de la paz, el fundamento de lo serio y la finalidad de lo jocoso, la fuente inagotable del ingenio, la clave de todas las alusiones y el significado de todas las insinuaciones misteriosas, de todas las proposiciones tácitas y todas las miradas robadas; es la meditación diaria del joven y a menudo también del anciano, el pensamiento permanente del impúdico e incluso a menudo aparece en la imaginación del casto contra su voluntad, el material siempre disponible de la broma precisamente porque lo profundamente serio está situado en su raíz .

Este pasaje no es el único. Veamos este otro:

Próximo al amor a la vida, [el amor sexual] se muestra a sí mismo... como el más poderoso y activo de todos los motivos e incesantemente reclama la mitad de los poderes y pensamientos de la parte más joven de la humanidad. Es la meta final de casi todo esfuerzo humano; tiene una desfavorable influencia sobre los asuntos más importantes, interrumpe continuamente las ocupaciones más serias y a veces deja perplejas por un tiempo incluso a las grandes mentes. Parece no dudar en introducirse con su morralla e interferir en las negociaciones de los hombres de Estado y las investigaciones de los eruditos. Sabe como deslizar sus cartas de amor y sus rizos incluso en los portafolios ministeriales y los manuscritos filosóficos [1844, 2, 533].

De este modo, Schopenhauer sigue el rastro de las ubicuas manifestaciones del instinto sexual. Incluso el amor más sublime es esencialmente sexual: "incluso en el caso de enamoramiento objetivo y por muy sublime que la admiración pueda parecer, a lo único que tiende es a la generación de un individuo..." (1844, 2, p. 535).

De modo parecido:

…toda naturaleza amorosa está enraizada sólo en el impulso sexual, es de hecho tan solo más determinada y especializada y, por supuesto, en sentido estricto, impulso sexual individualizado, no importa lo etéreamente que se muestre a sí misma [1844, 2, 533]



Estos pasajes están tan en la línea del psicoanálisis que es difícil creer que su autor hubiera muerto ya en la época en que Freud comenzaba a ir al colegio. Ciertamente, sin el respaldo clínico y teórico que Freud aportó varias décadas más tarde, habrían parecido increíbles a la mayor parte de los lectores.

Como hemos dicho, Schopenhauer, como más tarde Freud, amplió el término 'sexualidad' y otros análogos a un conjunto de fenómenos mucho más amplio que los habituales en el discurso ordinario. Ampliaron drásticamente las motivaciones y las actividades 'sexuales' hacia motivaciones y actividades en las que no se encontraba corrientemente nada sexual. Schopenhauer al menos mantuvo alguna conexión con lo orgásmico y lo genital (la sexualidad en sentido ordinario). Si la voluntad es el fundamento de todas las cosas, incluye a todos los instintos y por consiguiente es mucho más amplia que la sexualidad normal, sus manifestaciones son sexuales al menos en sentido ordinario. Freud llegó mucho más lejos ya que no sólo amplió el ámbito de lo sexual sino que amplió el propio concepto, declarando como sexuales a muchas cosas que no tenían en absoluto ninguna conexión obvia con lo orgásmico o el placer genital. Como él mismo admite: "al psicoanálisis se le reprocha frecuentemente por haber extendido el concepto de lo sexual más allá del uso común. El hecho es incontestable..." (1910b, p. 222).

De hecho, la ampliación hecha por Freud del concepto de sexualidad es mucho más complicada que en Schopenhauer. Cierto número de ideas procedentes de distintas fuentes contienden en el uso freudiano del término 'sexualidad'. Como resultado, utilizó el término 'sexualidad' al menos de tres formas diferentes e incompatibles. Algunas veces por 'sexualidad' se refiere como la noción ordinaria al placer genital y al orgasmo, a las actividades relacionadas con el placer genital y sus desviaciones. Este es el uso más restringido y es el que emplea cuando habla, por ejemplo, de la pérdida de interés sexual que la castración causa al "aniquilar los caracteres sexuales" por completo (1920, p. 214). Sin embargo, también usó el término de forma ampliada de dos modos diferentes. En uno de ellos, consideró a todos los placeres sensuales como sexuales por su conexión con el placer genital y/o orgásmico (1916-1917, pp. 323-5), incluso el "corriente afecto" de la ternura (1925a, p. 38), en la que ve un residuo del placer sexual infantil (1905, p. 200)). Aquí separa explícitamente lo sexual de lo genital, o lo desconecta en gran medida (1905, p. 180; ver 1913, p. 323; 1925a, p. 38). En este sentido de 'sexual', hay muchos placeres sexuales que la castración no puede eliminar, así que resulta desconcertante cómo puede Freud considerarlo todo en conjunto . En el uso más amplio de los tres, el término 'sexual' se refiere a lo que Platón llama Eros: todas las fuerzas que impulsan la vida, crean estructura y componen el material físico.

Estas concepciones rivales aparecen confrontadas en el último párrafo del famoso Prefacio de 1920 a la cuarta edición de Tres
Ensayos de Teoría Sexual (1905). Aquí, Freud también pone en relación su punto de vista con el de Schopenhauer:

...parte del contenido de este libro -su insistencia en la importancia de la sexualidad en todas las realizaciones humanas y el intento de ampliar el concepto de sexualidad- se refiere a lo que constituye el primer y más enérgico motivo de la resistencia contra el psicoanálisis... Podríamos asombrarnos de ello [...] Porque hace algún tiempo que Arthur Schopenhauer... mostró a la humanidad la magnitud en que sus actividades estaban determinadas por los impulsos sexuales -en el sentido ordinario de la palabra. [...] Y por lo que respecta al 'ensanchamiento' del concepto de sexualidad..., cualquiera que contemple con desprecio el psicoanálisis desde una posición de superioridad debería recordar cuán estrechamente coincide la ampliación de la sexualidad en el psicoanálisis con el Eros del divino Platón [1905, p. 134; 'divino Platón' era el modo cómo se refería también Schopenhauer a Platón

Sorprendentemente ningún concepto de sexualidad ampliada de este modo se encuentra en ninguna parte de los Tres Ensayos. Mucho más se podría decir sobre la concepción o las concepciones de la sexualidad en Freud, por supuesto, pero incluso nuestro precipitado examen es suficiente para mostrar que Schopenhauer anticipa las ideas de Freud sobre el tema de un modo interesante. La aseveración de Schopenhauer sobre la ubicuidad de la sexualidad en los asuntos humanos es particularmente elocuente.

Sobre cómo la gente hace frente a la fuerza impetuosa del deseo sexual, Schopenhauer anticipa nuevamente a Freud. Su explicación de cuan lejos llegan los seres humanos al negar el poder de la sexualidad es tan sarcástica como la de Freud:

 

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