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Empezará
una época viajera para el filósofo, que irá a Egipto y a la Cirenaica,
donde probablemente entabla relación con Aristipo de Cirene y el matemático
Teodoro. Marcha después al sur de Italia, donde entra en contacto con
la comunidad pitagórica y, en especial, con Arquitas de Tarento. El pitagorismo
tendrá una enorme influencia en la filosofía de Platón, sobre todo en su concepción antropológica, como veremos.
En el 388 el filósofo viaja a Sicilia invitado por el tirano Dionisio I. Platón intenta influir en sus ideas políticas y filosóficas con la esperanza de poner en marcha su ideal de ciudad. Sin embargo, las susceptibilidades que despierta en Dionisio terminan por desterrarle de Siracusa. En el camino de vuelta a Atenas, una tradición supone que Platón es capturado en Egina y vendido como esclavo por unos piratas o, según otras fuentes, por órdenes del mismo Dionisio I. Es comprado por el cirenaico Anniceris, que le reconoce y le pone en libertad. Después de este hecho insólito, Platón vuelve a Atenas donde funda la primera gran escuela (o universidad) de la antigüedad: La Academia. Allí impartirá sus clases y se rodeará de discípulos en una especie de comunidad amistosa muy similar a las establecidas por los pitagóricos. En el 367 muere Dionisio I y le sucede su hijo, Dionisio II, que volverá a llamar a Platón. Viaja pues, de nuevo a Sicilia, entablando una gran amistad con Dión, cuñado del anterior tirano, e intenta de nuevo que el tirano aplique en su ciudad su ideal político de ciudad, pero las tensiones no se hacen esperar y Dionisio II destierra a Platón y a Dión de la ciudad. El filósofo vuelve a Atenas, donde continua su labor docente y creadora hasta que en el año 361 es invitado una vez más por Dionisio II. Ya en Siracusa vuelven a surgir desavenencias entre los ideales de Platón y la política del tirano, nada proclive a la austeridad. Este último termina por retenerle obligatoriamente hasta que Platón es liberado con la intervención de Arquitas. De vuelta en Atenas, redacta sus últimas obras, algunas de las cuales presentan cierto pesimismo y pesadumbre. Platón muere en el año 347 a.de C. Su sobrino Espeusipo le sucederá en la dirección de la Academia. Platón es el primer filósofo griego cuya obra se ha conservado íntegramente y cuya influencia ha pesado más en la cultura occidental. De hecho, suele dicirse que toda la filosofía posterior no es más que una serie de notas al pie sobre la filosfía platónica. Sus «Diálogos», nombre que se refiere al género literario utilizado en sus escritos y elegido por él por acercarse más a la mayéutica, suelen dividirse cronológicamente en tres grandes grupos, aunque hay divergencias en su clasificación: En ellos Platón hace una defensa del socratismo frente a las acusaciones de impiedad y corrupción de la juventud que se vertieron sobre su maestro. En ellos aparecen elaboraciones propiamente platónicas: la teoría de las ideas, la inmortalidad del alma, la dialéctica, Eros, la reminiscencia, la ciudad ideal, etc.: Es el grupo de escritos donde el propio Platón examina y reelabora sus propias teorías: Tenemos también trece cartas, algunas de dudosa autenticidad, que tienen carácter autobiográfico. Muy importante para conocer las enseñanzas platónicas es la Carta VIII. En ella Platón nos advierte de la superioridad de la oralidad frente a la escritura, motivo por el que el filósofo no explicitará todo su pensamiento en los diálogos escritos que han llegado a nosotros. Este hecho implica que debemos conceder una gran atención a la tradición indirecta (Aristóteles, Neoplatónicos) sobre Platón, ya que en ella encontraremos intacta aquella dimensión de la oralidad que el filósofo quiso escatimar a la dimensión escrita. ------ |